WASHINGTON (AP) - No soy el avaro Ebenezere Scrooge de Charles Dickens, que despreciaba la Navidad. Me encanta todo lo que tenga que ver con la Navidad. Excepto por una tradición que genera tanto gasto y estrés: la de los regalos.
Haga como yo y tantos otros que tenemos presupuestos apretados y disfrute de una Navidad sencilla, sin regalos. Si el 2009 nos enseñó algo, es que se puede vivir con menos e incluso hacer una vida mejor.Si uno no hace regalos, la Navidad puede ser más mágica todavía.
En mi familia dejamos de hacer regalos de Navidad cuando yo era una adolescente y mi madre, que me crió sola, se quedó sin trabajo. Pensamos que era un sacrificio obligado por las circunstancias.
No nos dábamos cuenta de que el mejor regalo que nos podíamos hacer era no tener que lidiar con las compras, los envoltorios y todas las demás cosas asociadas con los regalos que generan tantas tensiones. Nunca reanudamos la tradición de acumular regalos junto al arbolito.
Y les aseguro que no añoramos los perfumes que se acumulaban en el baño sin que nunca llegásemos a usar, los pijamas que pasaban de moda en un par de semanas ni la cantidad de juguetitos y artefactos que no necesitábamos ni disfrutamos.
En lugar de ir a negocios atestados, pasamos el tiempo juntos, escuchando villancicos y jugando distintos juegos. El dinero que nos ahorramos lo usamos en una cena de Navidad suntuosa. Y, lo mejor de todo, el Año Nuevo nos encontró sin deudas contraídas en la Navidad.
No soy la única persona que postula una Navidad sin regalos. La firma consultora Deloitte pronostica que habrá menos ventas que el año pasado.
Mi principal incentivo es evitar el estrés, que puede empañar lo que debe ser un momento de júbilo. Pero hay otras razones. Otros no harán regalos para ahorrar dinero, para combatir el materialismo o el daño al medio ambiente, o para enfocarse en el significado religioso de esta fecha.
Shari Shomin, de South Federal Way, estado de Washington, dice que su esposo, su hijo y una hija se quedaron sin trabajo este año y que la familia decidió no hacer regalos a menos que sean hechos por ellos mismos. "Este es un período para ser creativo y respetar el verdadero significado de la Navidad. De celebrar la gloria del nacimiento de nuestro Salvador. De estar juntos", expresó.
Una amiga me dijo hace poco que le informó a sus tres hijos que recibirían la mitad de los regalos que reciben normalmente y que no habrá regalos para nadie que no sea familiar. Otras dos amigas decidieron no hacer regalos a todos, sino hacer un sorteo entre todos los miembros de la familia. Se pondrán todos los nombres en una vasija y cada uno sacará una papeleta. Cada integrante de la familia le hará un regalo solo a la persona que sacó en el sorteo.
Ramit Sethi, escritor que asesora sobre cómo manejar las finanzas personales, incluye la eliminación de los regalos de Navidad en el 18vo lugar de una lista con recomendaciones para reducir gastos.
"La gente tiene muchas deudas y se queda sin trabajo", dice Sethi. "Sin embargo, no deja de hacer regalos, no importa qué tan mal estén las cosas".
Las deudas contraídas en la Navidad hacen que la gente inicie el año con el pie izquierdo, señala Sethi.
Acota, no obstante, que se percibe un cambio de actitud y que un estudio del American Research Group dice que en los últimos años los estadounidenses ha gastado cada vez menos en la Navidad.
Michelle Dickson, de Southfield, Michigan, quien se quedó sin trabajo tres veces en los últimos seis años, le hará regalos únicamente a los niños de su familia.
"A los mayores, a los sumo les cocinaré galletitas o les haré regalos que no impliquen gastar dinero, como cuidar los chicos o el perro cinco horas el fin de semana", expresó. "Esto no obedece exclusivamente a que estamos cortos de dinero, sino que refleja el hecho de que no necesitamos más basura".
Un estudio de 117 personas publicado por el Journal of Happiness Studies reveló que quienes ponen énfasis en estar con la familia y en actividades espirituales disfrutan más de la Navidad que quienes se enfocan en dar o recibir regalos. "Uno gasta buena parte de su dinero en regalos y pasa mucho tiempo comprando y empacando, pero eso genera poca dicha", comentaron los investigadores, Tim Kasser, del Knox College, Kennon M. Sheldon, de la University of Missouri-Columbia.
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