La ‘última voluntad’ de Jesús Tomás en la víspera de Navidad fue ir a morir a su casa después de que, debido a una supuesta enfermedad en el corazón, tuvo un infarto justo cuando acababa de dar positivo en la prueba del alcoholímetro en las calles de la Ciudad de México.
Desafortunadamente para él, paramédicos que se acercaron a atenderlo se dieron cuenta que estaba fingiendo el mal para no ser remitido al ‘Torito’, el Centro de Sanciones Administrativas por conducir en estado de ebriedad.
Cerca de las 4 de la mañana de este 25 de diciembre, Jesús Tomás Ortiz, de 42 años, intentó burlar a los policías que detectaron que conducía con una concentración de alcohol de 1.6, muy superior a los .40 mg/l permitidos.
Según reportes de la Secretaría de Seguridad Pública del DF, junto con Jesús, otras 42 personas fueron llevadas al ‘Torito’ entre la noche del 24 y la madrugada del 25 de diciembre, en la víspera de Navidad, tras no superar la prueba del alcoholímetro en los retenes del Programa “Conduce sin Alcohol” que se colocaron en las calles de la Ciudad de México.
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