Agustín Carstens ha dicho que de niño soñó con llegar a las Grandes Ligas de Béisbol en Estados Unidos, pero después del anuncio de Felipe Calderón sobre la sucesión en el Banco Central, el ex subdirector Gerente del Fondo Monetario Internacional podría alcanzar otra liga si el Senado aprueba que esté al frente del Banco de México.
Su trabajo en Banxico y su tiempo en Hacienda durante la presidencia de Vicente Fox, atrajo la atención del Fondo Monetario Internacional en el que se desempeñó como subdirector gerente durante tres años.A finales de la década de los ochenta y después de conseguir su Maestría y Doctorado, ambos en Economía, en la Universidad de Chicago, Agustín Carstens llegó al banco central donde ocupó los cargos de jefe de Gabinete de la oficina del Gobernador, subgerente y tesorero.
Luego de que Felipe Calderón fuera electo presidente, nombró a Carstens coordinador del programa económico del equipo de transición y después titular en la Secretaría de Hacienda.
Su papel al frente de la dependencia fue controvertido, entre otras cosas, por ser protagonista en la controversia por el paquete económico 2010, que se caracterizó por un aumento sustancial de impuestos.
Carstens, de 51 años, es uno de los hombres de confianza de Calderón, a quien acompañó desde la carrera proselitista como coordinador económico hasta que fue designado secretario de Estado en el 2006 cuando asumió el mandatario.
Al funcionario le tocó manejar la economía por un camino sin asfalto y sufrir la peor crisis desde 1930, cuando el coletazo de la recesión y la caída en la demanda en Estados Unidos -el mayor socio comercial de México- castigó al país.
Y se convirtió en blanco de críticas cuando entonces dijo que la crisis le provocaría "un catarrito" al país y "no una pulmonía como antes". Poco después lamentó haber usado esa expresión.
Sin embargo, fue elogiado por su manejo de la crisis y en medio del declive en las exportaciones y producción petrolera, fue previsor y contrató una cobertura este año que le permitió embolsar a México 70 dólares por cada barril de crudo exportado, pese a que el precio de su canasta de exportación es mucho menor.
Otro de sus logros durante su gestión fue una reforma al sistema de pensiones, que fue considerada por los especialistas como uno de los cambios más importantes estructurales de México en la última década.
Entre sus responsabilidades como secretario estuvo diseñar dos reformas fiscales para fortalecer las finanzas del país, que fueron diluidas por el Congreso y luego consideradas insuficientes para sanear la hoja de balance de México.
Pero en casa es menos popular que en el exterior, después de que los mexicanos lo criticaran por intentar convencer de las bondades del aumento de impuestos.
Después de la última reforma aprobada este año, la agencia Fitch bajó en noviembre su calificación de deuda soberana de México a "BBB" desde "BBB+", asegurando que el alza en los impuestos no sería suficiente para enfrentar las presiones fiscales esperadas por la menor producción petrolera y la debilidad de la economía.
Antes de que Fitch redujera su nota, Carstens había dicho que el descenso no sería bueno, aunque tampoco sería "un desastre" para México.
Todavía su nombramiento debe ser aprobado por el Senado mexicano, cuyo periodo ordinario de sesiones concluye a mediados de diciembre.
Carstens está casado con la economista y escritora estadounidense Catherine Mansell, que publica libros bajo el seudónimo de C.M. Mayo.
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