Lo mejor para estos casos es optar por muebles transformables en los que su utilidad a primera vista va más allá en cuanto observamos con detenimiento.
La firma BoConcept afirma que la clave está en el uso de muebles multifuncionales. Y prueba de ello es su propuesta de que un sofá y un puf se convierten en una cama, no muy grande, pero con una comodidad aceptable para pernoctar varios días.
El comedor se transforma en pocos segundos gracias a mesas nido: fáciles de mover si no tenemos muchos metros y además las podemos distribuir de forma individual alrededor de la estancia. Las mesas con doble tablero son ideales cuando recibimos a muchos comensales, pasando de 90 centímetros, hasta los 1,80 metros.
No olvide que las auxiliares también son un recurso lícito para ejercer la multifunción. Las hay que incorporan una lámpara y bajo su repisa esconden un cajón para guardar su libro favorito, las gafas de lectura o cualquier complemento que pueda serle de utilidad.
Pequeñas mesas frente al sofá pueden ser un recurso sencillo para picar algo, las hay que elevando el tablero se transforman en mesas amplias y a la altura suficiente para adaptar sillas.
Colocar el ordenador en un sitio que no ocupe mucho espacio es todo un reto. Para empezar opte por un portátil, su reducido tamaño ya será toda una ayuda. Ikea le propone situarlo incluso en una balda de la pared, si realiza consultas ocasionales es una posibilidad a tener en cuenta.
Para optimizar el espacio, olvídese también de los muebles cerrados. Las estanterías ofrecen el mismo servicio, sin que parezca desordenado. Varias repisas para zapatos no sólo le permiten sentarse mientras se calza, sino tener a la vista todo su repertorio para poder elegir, según lo requiera la ocasión.
Puede seguir almacenando libros, CDs o DVDs, se trata de colocar repisas que no despeguen directamente desde el suelo. La parte más alta de las habitaciones es un lugar ideal para instalarlas, así la estancia permanecerá despejada.
En la habitación decídase por un canapé-arcón donde poder alojar todo aquello que no utiliza a diario: la ropa de invierno, de verano, sábanas o toallas e incluso abrigos. Anote lo que tiene, no sea que luego no recuerde lo que con tanto esmero guardó.
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