Mi hermana tenía un casamiento y me pidió que la acompañara a comprar ropa.
Recorrimos todo el Shopping y no encontramos nada, absolutamente nada.
Ustedes pensarán que mi hermana es una indecisa, insegura, fashion victim o tal vez demasiado clásica.
Nada de eso, mi hermana simplemente mide un metro setenta y pesa apenas 63 kilos en la Argentina.
No sé si en otros países pasará lo mismo que en mi querida Argentina; Pero acá si tenés unos kilitos de más, o simplemente sos grandota, sentís que no existís.
Realmente creo que es así.
Vivo en un país donde todo está hecho y pensado para flacos.
En los shoppings no encontrás un talle para mujer más grande que el 3, que vendría a ser un 38 chico.
Los hombres, las mujeres y hasta los niños viven como una tortura el hecho de ser gorditos.
¿No me creen…?
Si tenés unos kilitos de más, sos hombre y tenés más de 35 años… estás dejado y nada te importa.
Si sos mujer, tenés menos de 25 años y estás gordita, vas a quedarte soltera y sos una gordita simpática.
Si sos mujer, tuviste un hijo y quedaste con kilos de más, sos una pobre tipa que se quedó de posparto y no bajará más esos kilos de más .
Hasta los niños viven el flagelo de la gordura, tanto que si se ven excedidos de peso sufren bromas de sus compañeros de grado tales como “gordito, vos vas al arco”.
La publicidad nos hace creer que por el simple hecho de ser flaca sos exitosa y feliz.
Nadie parece hacerse cargo de ser el mentor de esta exigencia social, pero todos y cada uno de nosotros, somos víctimas y victimarios de este mandato social.
¿Creen que exagero?, miren a su alrededor al menos un día y van a ver que no.
Padecí muy de cerca enfermedades de trastornos alimenticios tales como la bulimia y la anorexia y sé el costo que tienen para las personas y sus familias.
Creo que son una epidemia en este nuevo siglo que apenas empieza y no se hace cargo de las secuelas que generará la constante “propaganda de flacos”.
También crecen a pasos agigantados enfermedades como la obesidad.
Alimentarse bien, hacer deporte y estar lo más saludable posible dentro de la posibilidades de cada uno, sería el mensaje correcto.
Además, ¿quién dijo que flacos somos más lindos?
Recuerdo una anécdota en mi adolescencia. Iba caminando por la calle, sintiéndome muy bien. Estaba estrenando pantalones y me sentía muy segura de mí misma. Pasó un grupo de jóvenes y me dijo:
“cul.. de pelota de rugby” riendo a carcajadas.
Ellos seguramente no fueron conscientes del dolor que me provocaron en ese momento.
Esto es un ejemplo de que todos o fuimos víctimas de agresiones por el peso o fuimos victimarios diciéndolas.
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