Ir al contenido principal

Un monasterio de fósforos


El monasterio de Rila es el segundo gran templo de la Iglesia ortodoxa después del monte Atos en Grecia. Fue fundado en el siglo X por San Juan de Rila, un monje ermitaño canonizado, y jugó un rol importante en la vida social y cultural de la Bulgaria medieval. El complejo reposa en el valle del río Rilski, en la montaña Rila, la más alta de la península balcánica. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el monasterio es un símbolo de la identidad cultural eslava luego de siglos de ocupación otomana. Una réplica en miniatura del espectacular templo se exhibe por estos días en el Museo Arqueológico de Sofía, la capital búlgara. La peculiar pieza es obra del artista Plamen Ignatov, quien invirtió 16 años de su vida y seis millones de fósforos para su creación.











Comentarios

Entradas populares de este blog

La boda de Gloria Trevi

La digitación de las manos

Para poder aprender correctamente  a tocar el piano, necesitamos saber, en todo momento, con que dedo tenemos que pulsar una determinada tecla del teclado del piano; o del teclado electrónico. Para resolver este problema  acudimos a la digitación de los dedos , que no es más que identificar un determinado dedo con un número. Así pues, tenemos la figura 3, que nos muestra esta digitación: Figura 3 Digitación: Pulgar = 1 Índice = 2 Corazón = 3 Anular = 4 Meñique = 5 De esta forma, con los dedos numerados; podemos saber, al leer la partitura, con que dedo hacer sonar la nota musical.  La nota que aparecerá en el pentagrama tendrá un número al lado . Este número identifica el dedo con el que ejecutar el sonido, como muestra la figura 4. Figura 4 En la figura 4, la primera nota; que es DO, se tocaría con el dedo pulgar (ver la figura 3). La nota RE, se tocaría con el índice; y así sucesivamente... Hasta aquí por hoy. Puedes registrarte quí en el boletín de noticias para estar info

La tradición navideña que siempre esperas

E n diciembre entrar a una tienda se puede transformar toda una aventura: entre la música navideña, el olor a pino, los adornos que te llenan la ropa de brillantina, gente pasando de las cajas con enormes bolsas para formarse en la fila de las envolturas, y la prisa porque otros no se lleven antes que tú el regalo secreto que aún no decides qué será, pero si lo ves en mano de otra persona seguro lo querrás. En definitiva toda una experiencia digna de contarse, y tras terminar con los pies adoloridos, engentando, harto de las fila para salir del estacionamiento mientras te resignas a que tu coche quedará impregnado de brillantina, te emocionas pensando en que lo que has comprado seguro arrancará una sonrisa. Pero la Navidad es mucho más que las compras, el ajetreo, el bullicio y el tiempo invertido, porque en cada casa, en cada familia, se comparten “tradiciones” que muchos añoramos cuando ya casi olemos los platillos que imaginamos volverán a cocinarse. Además de la cena, el estertor,