Usando colmillos similares a los de una serpiente, unos dinosaurios que eran parientes de los velociraptores probablemente sometían a sus presas con veneno, sugieren ahora los científicos.
Los paleontólogos analizaron cráneos de Sinornithosaurus, cuyo nombre significa "ave-reptil chino". Esta ave rapaz de hocico angosto fue la quinta especie de dinosaurio en ser descubierta, así como la más similar a un ave, y vivió hace aproximadamente 125 millones de años en los boques cálidos y húmedos del noreste de China durante el Cretáceo tardío.
"Éste es un animal casi del tamaño de un pavo", explicó el investigador Larry Martin, curador de paleontología de vertebrados en el Museo de Historia Natural de la Universidad de Kansas, en Lawrence. "Es casi seguro que tenía plumas. Es un pariente muy cercano del planeador de cuatro alas llamado Microraptor".
La investigación reveló que sus dientes superiores son largos, tienen ranuras y parecen colmillos, y que su mandíbula superior contenía cavidades que podrían haber albergado glándulas venenosas. Dichas cavidades están conectadas a la base de los dientes a través de ductos estrechos.
"Probablemente hay gente que lamenta no haberlo descubierto antes, ya que es tan obvio", dijo el investigador David Burnham, paleontólogo de vertebrados en el Museo de Historia Natural de la Universidad de Kansas, en Lawrence.
"Cuando estábamos analizando el Sinornithosaurus, nos dimos cuenta de que sus dientes eran inusuales y entonces comenzamos a observar toda la estructura de los dientes y la mandíbula y, en ese momento, nos dimos cuenta de que era similar a las serpientes de hoy en día", explicó Martin.
Cómo funcionaba
Este patrón de rasgos es muy parecido al que se encuentra específicamente en las serpientes venenosas de "colmillos posteriores". En estas serpientes, los colmillos no inyectan veneno, sino que en lugar de eso canalizan el veneno a lo largo de una ranura en la superficie exterior del diente que a su vez atraviesa la carne de la presa al morderla.
"A efectos prácticos, esto es un ave venenosa", declaró Martin.
Si las serpientes con colmillos posteriores sirven de algún indicio, el veneno empleado por el Sinornithosaurus probablemente no era mortal. Tal vez, en lugar de eso, provocaba un shock rápido que le permitía al ave rapaz someter a su víctima, reduciendo así las probabilidades de que la presa respondiera o se escapara, o de que otros depredadores se la quitaran.
"No lo habrías visto venir", afirmó Burnham. "Habría volado en picada a tus espaldas desde la rama poco elevada de un árbol y atacado desde atrás. Quería tenerte entre sus mandíbulas. Una vez que los dientes se incrustaban en tu piel, el veneno podía filtrarse en la herida. La presa entraría rápidamente en shock, pero seguiría viva y tal vez presenciaría cómo es que era devorada por este depredador".
La longitud de los colmillos de este dinosaurio probablemente le permitían penetrar la espesa capa de plumas de las aves, abundantemente disponibles como presas. Los dientes en la punta de su hocico tal vez ayudaban al Sinornithosaurus a quitarle las plumas a sus víctimas.
Hace poco, unos científicos descubrieron que el veneno en las serpientes y lagartos era muy antiguo, y que databa de hace casi 200 millones de años. "Para nada me sorprendería que se remontara a su ancestro común con los dinosaurios", dijo Burnham.
¿Otras aves de rapiña?
Estos hallazgos están motivando a los investigadores para que observen más de cerca a otras aves de rapiña.
"Los resultados preliminares sugieren que el Microraptor también pudo haber sido venenoso", señaló Burnham. En lo que se refiere a depredadores más icónicos, como el Deinonychus, "eran animales más grandes, así que pudieron haber perdido veneno, ya que tenían otros medios de someter a su presa, pero por otra parte, ¿alguien lo ha investigado?".
En China aún hay potencial para muchos otros descubrimientos. "Esto es sólo la punta del iceberg", señaló Burnham. "Hay miles de metros de sedimento donde se pueden realizar búsquedas que abarcan un área que va desde Corea del Norte hasta Mongolia Interior y que ha demostrado ser enormemente diversa, al producir cosas que uno no podría haber imaginado.
Martin, Burham y sus colegas detallaron sus descubrimientos en línea, el 21 de diciembre, en la publicación Proceedings of ther National Academy of Sciences.
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