Si alguna vez creyó que podía sentir el dolor ajeno, estaba en lo cierto. Un estudio cerebral por imágenes sugiere que algunas personas tienen reacciones físicas ante las lesiones que sufren otros.
Con imágenes por resonancia magnética (IRM) funcional, investigadores en el Reino Unido hallaron evidencias de que las personas que dicen sentir el dolor ajeno tienen, de hecho, más actividad en las regiones cerebrales sensibles al dolor después de ver cómo lastimaban a otra persona.
El estudio, publicado en la revista Pain, ayudaría a comprender, y quizás tratar, el dolor "funcional".
"Los pacientes con dolor funcional sienten dolor sin una enfermedad o una lesión que lo justifique", explicó Stuart W. G. Derbyshire, de la University of Birmingham.
"Consecuentemente, se está tratando de descubrir otras vías por las que aparecería el dolor". dijo el coautor a Reuters Health.
Derbyshire dijo que estudiará si el cerebro de pacientes con dolor funcional responde a imágenes de lesiones como ocurrió en el estudio publicado.
Derbyshire y su colega Jody Osborn les mostraron a 108 estudiantes universitarios varias imágenes de situaciones dolorosas, como atletas sufriendo una lesión y personas recibiendo una inyección. Un tercio dijo que, ante por lo menos una imagen, habían sentido una reacción emocional y hasta un poco de dolor en el sitio de la lesión.
Luego, los autores les tomaron IRM a 10 de esos participantes que respondieron al dolor y a 10 que dijeron que no habían sentido reacción alguna al ver las imágenes.
Al identificar cambios en el flujo sanguíneo cerebral, la IRM funcional permite identificar las zonas más activas durante la respuesta a un estímulo.
En el estudio, el equipo les tomó IRM a los participantes mientras miraban imágenes de personas que sentían dolor, de imágenes emocionales sin dolor o imágenes neutras.
Al mirar las imágenes de dolor, todos los participantes tuvieron actividad en los centros emocionales del cerebro.
Pero en los que habían respondido al dolor ajeno, la actividad era más intensa en las zonas asociadas con el dolor con respecto del resto de los participantes y de sus propias respuestas cerebrales a las imágenes solamente emocionales.
Derbyshire señaló que esos participantes tendían también a decir que evitaban las películas de terror y las imágenes cruentas de las noticias "para no sentir dolor", que para los autores es algo más que una respuesta empática.
En cuanto a las aplicaciones de los resultados, Derbyshire opinó que acercan a la noción de la existencia de esos mecanismos cerebrales detrás del dolor funcional. "Los explicarían sólo parcialmente", finalizó.
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